Biografía:
Francisco Gálvez Gómez, cantaor payo, nació en Granada en el año 1883, y murió en Granada en el 1944, hijo de Eduardo Gálvez Fernández que también cantaba, su nombre artístico de FRASQUITO YERBABUENA, proviene porque de niño aprendió un fandango de Lucena, que decía: En la corriente de agua, la yerbabuena se cría, si me has de olvidar mañana, a qué vienes en busca mía,. Era Frasquito empleado, del ayuntamiento de Granada, alcalde en la Romanilla del pescado, trabajo que le ocupaba poco tiempo, de diez a once de la mañana, y que compatibilizaba con el de representante de las bodegas La Riva, de vinos jerezanos. Concluida su tarea en la pescadería, solía ir al encuentro de algunos amigos, para terminar la mayoría de las veces en fiesta flamenca. Tenía Frasquito una gran voz, fuerte, de mucho poder, cantaba por casi todos los palos, pero sobresaliente por granaínas, tientos y en los cantes de Juan Breva, a partir de dichos cantes "abandolaos" creó un fandango personal, que lleva su nombre, que han grabado cantaores posteriores, ya que el nunca grabó. Según los que lo escucharon, en su tiempo, nadie hacía el cante por granaínas como él. Cobitos, su asiduo compañero, también los hacía muy bien pero con menos voz. Actuaba casi exclusivamente para familiares y amigos, y generalmente lo acompañaban los guitarristas El Tuerto de Grana o Miguel El Santo. Alternó en fiestas, organizadas por él mismo, con los grandes cantaores de su tiempo. Sin embargo, participó en el Concurso de Cante Jondo, del 22 de Granada, obteniendo un premio de quinientas pesetas de aquel tiempo. Fue mecenas entre los artistas flamencos. Posiblemente su don de gentes, su simpatía y su generosidad, contribuyeron, a la par que la calidad de sus cantes, a conquistar el lugar de privilegio que ocupa en la historia del flamenco granadino. Bebiendo vino estaba Frasquito, cuando se produjo el incendio del camarín de la Virgen de las Angustias. Al conocer la noticia, acudió con sus amigos al lugar del fuego y Yerbabuena improvisó una letra que ha pasado al cancionero popular: Desde el Cojo de Málaga, Cobitos hasta Carmen Linares y Enrique Morente, y casi todos los cantaores granadinos han cantado y grabado el fandango abandolao de Frasquito, que se suele hacer como remate de los cantes por malagueñas. Una de sus letras es: Pródigo y bien vestido, buen amigo y sobresaliente cantaor, Frasquito gozó de gran predicamento entre las mujeres. Sus amigos lo adoraban, Juanillo El Gitano, cantaor del Sacromonte que convivió con él, llevaba siempre una foto de Frasquito, muerto ya éste, siempre la sacaba y la besaba cuando estaba de fiesta. El 7 de diciembre de 1944, murió de un infarto, en la calle Pagés de su Albaicín granadino. Sin embargo, no todo fue maldad a mi alrededor. Algunas buenas personas me ayudaron a que pudiera sobrevivir y hasta echarle una mano a mi hermano Curro, que estaba en el frente del Ebro, y a mi hermano Juan, que estaba en el de Granada, y aliviarles su infierno. Y también el infierno del resto de mi familia, que vivían aterrados pensando que podían perder a sus miembros varones, cosa que ocurrió en bastantes hogares. El que consiguió trasladar a mi hermano Juan del frente de Granada fue Frasquito Yerbabuena, aquel cantaor que casi quince años antes, en una época muy distinta, había obtenido uno de los premios dei Concurso famoso de Granada. Frasquito Yerbabuena era un gran amigo mío y un hombre de bien. Mi amistad con él surgió desde el mismo día en que lo conocí. Quiero contar esta. Yo vi. por primera vez a Frasquito Yerbabuena en la Alameda de Hércules, concretamente en la Sacristía, donde yo me presenté una mañana y me encontré con una fiesta que había empezado la noche antes, como era lo habitual. Allí estaba, con otras personas, Frasquito Yerbabuena, que solía ir mucho a Sevilla con motivo de sus negocios. El era representante de una Casa de vinos, y cuando llegaba a Sevilla siempre se metía en fiesta, llamando a los mejores cantaores de entonces, particularmente a los gitanos, porque era un enamorado de su arte, y también a otros, como Vallejo, que era muy amigo suyo. Desde aquel mismo día Frasquito Yerbabuena y yo hicimos una buena amistad. Yo le conté mis problemas de entonces y mi preocupación por mis hermanos, y él se ofreció a ayudarme para conseguir que a mi hermano Juan lo quitaran del frente de Granada. Me dijo que me fuera a Granada, y allí él, valiéndose de sus amistades y de lo bien relacionado que estaba en aquella ciudad, pudo cumplir su promesa y hacer que mi hermano fuera trasladado. Aunque Frasquito no era gitano, era un gran admirador del cante gitano, como le pasaba a Chacón. Por entonces estaba en relaciones con una gitana del Sacromonte que era dueña de una cueva donde se organizaban fiestas, v esto le acercaría más a los gitanos y a su arte, de forma parecida a lo que ocurrió con ese otro gran aficionado y amigo mío que fue José Torres Garzón, Pepe Pinto, marido de la Niña de los Peines. El caso es que era un gran amigo de los gitanos y siempre andaba de fiesta con ellos. Lo que él cantaba era en realidad el verdial, pero con un matiz propio que hizo que aquel cante fuera ya el fandango de Frasquito Yerbabuena, al que él le imprimía un eco muy flamenco. Modernamente, el compositor y pianista flamenco José Romero se ha inspirado en el cante de Frasquito Yerbabuena para componer una pieza titulada Llorando con Frasquito Yerbabuena.Y estos son mis recuerdos de Frasquito Yerbabuena, un hombre simpático, afable y cariñoso al que todo el mundo, y en particular los gitanos granadinos, querían y respetaban al máximo Las confesiones de Antonio Mairena, escritas por Ricardo Molina
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