Historia Del Flamenco:
Creadores A través de varios artículos anteriores hemos tratado de exponer la diversa opinión que, sobre el origen del flamenco, es mantenida por los estudiosos del tema. Hemos podido apreciar que, debido a la falta de testimonio material escrito o de otro carácter, no tenemos la "huella" del flamenco hasta mediados del siglo XIX y ello gracias, en gran parte, debido al testimonio de personas extranjeras que viajaron por nuestro país en aquella época. Por otra parte, la polémica entre los que han defendido el origen del flamenco como un mérito de la raza gitana y los detractores de esta tesis todavia no ha terminado. Poco se ha profundizado, en cambio, en la investigación de las raices del folclore andaluz, sustentadora del tronco y de las ramas de sus expresiones artísticas, en la que ocupa un lugar preferente el flamenco. Es sabido que Andalucía, el territorio andaluz, desde épocas remotas ha sido escenario de la llegada, convivencia e influjo de diversos pueblos, lo que equivale a la recepción e impregnación de distintas culturas. Puede citarse, entre otras, las influencias de la civilización bizantina, la del pueblo judío, la árabe-morisca y la ya tan citada, y posterior, del pueblo gitano. Quiere esto decir que antes de que los gitanos pisaran tierra andaluza los habitantes de la tierra que los acogía habian recibido una gran influencia de otras culturas, y sus costumbres y pautas de vida, entre ellas su folclore, se alimentaba de unas raices que habian ido robusteciéndose desde muchos siglos atrás. Se reconoce por diversos estudiosos la antiquísima influencia de la civilización bizantina en el arte flamenco, y se cita a Felipe Pedrell ("Cancionero Musical Español") como indicador de la presencia del orientalismo musical en ciertos cantos populares, debido precisamente a la influencia de la civilización bizantina. Por su parte, Manuel de Falla ("El Cante Jondo") al analizar los elementos musicales del "cante jondo", dice: «En la historia española hay tres hechos de muy distinta trascendencia para la vida general de nuestra cultura, pero de manifiesta relevancia en la historia musical, que debemos hacer notar; son ellos: a) la adopción por la Iglesia española del canto bizantino; b) la invasión árabe y c) la inmigración y establecimiento en España de numerosas bandas de gitanos». Y a continuación Falla indica que en uno de los cantos andaluces en el que, a su juicio, se mantiene el viejo espíritu, en la siguiriya, halla elementos del canto litúrgico bizantino. Y, más adelante, Falla dice: «Pero a más del elemento árabe, hay en el canto de la siguiriya formas y caracteres independientes en cierto modo, de los primitivos cantos sagrados cristianos y de la música de los moros de Granada. ¿De dónde provienen? A nuestro juicio de las tribus gitanas que en el siglo XV se establecen en España... ». Para Falla, en la formación del cante jondo van influyendo, con la cronología que los hechos imponen, los motivos que cita como medios coadyuvantes en la formación de esa forma musical. Parece que está fuera de toda duda la remota influencia bizantina en el conjunto de la música popular andaluza y, por ende, en la formación del cante flamenco y de ello dan testimonio otros autores como H. Rossy, Caballero Bonald, etc. Por otra parte, no puede descartarse la posible influencia judía en la formación del flamenco y en este sentido Hipólito Rossy dice: «El pueblo israelita, por su convivencia de siglos con los españoles, incluso en la España musulmana, tuvo sobrada oportunidad de influir en el cante jondo, como en tantas otras actividades humanas en las que estuvieron presentes, codo a codo con los españoles. Se cree que muchos juglares y cantaores flamencos eran de raza hebrea, y hasta se aventura que La Petenera —tipo legendario de cantaora— era judía ella misma. Lo raro, lo incomprensible, habría sido que hubiera estado al margen de esta actividad artística, popular, este pueblo, cuyos talentos artísticos han sido extraordinarios y siguen siéndolo hoy como en la remota antiguedad» ("Teoría del Cante Jondo"). Asimismo, los estudiosos del flamenco han reconocido la influencia árabe-morisca en el nacimiento de este arte, en parte debido a que tanto el canto árabe como el flamenco sean melismáticos y en parte por razón de las circunstancias vitales de los moriscos, muy hermanadas en su dura realidad con la vidade las tribus gitanas.Además, algunos textos de escritores del siglo XIX, como "Las Cosas de España" de Richard Ford, editado en 1831 y "Escenas Andaluzas", de Serafín Estébanez Calderón, publicado en 1847, propician la idea de la influencia de la música morisca en el flamenco. Por todo ello, al arte flamenco, rama importantísima del folclore andaluz, no puede asignársele una fecha de nacimiento en un año o un siglo determinado, sino que se va formando a través de siglos y su evolución se va produciendo bajo las diversas influencias a las que anteriormente nos hemos referido. De ahí que no puede decirse que el flamenco lo crearon los gitanos, o los árabes o los judios, sino que el flamenco tuvo un lento proceso de formación y desarrollo en el que influyeron las diversas culturas que convivieron en Andalucia; en definitiva, que este arte es la resultante, el sedimento de tan diversas influencias y, mientras tenga vida, así ocurrirá con influencias venideras. El planteamiento anterior nos lleva a afirmar que el pueblo gitano no pudo ser creador del flamenco, sino que llegó a un entorno en donde, desde orígenes remotos se producían unas manifestaciones folclóricas que en ese momento eran expresión y resultado de una evolución realizada a través de los tiempos. Y en ese caldo de cultivo, sobre esa base, el gitano aportó su propia personalidad y enriqueció lo que posteriormente se ha llamado arte flamenco; y no cabe duda que su aportación fue importante y que el "sello" gitano ha tenido siempre expresión propia en el ámbito del flamenco. En fin, dejemos a los investigadores y estudiosos que nos ofrezcan nuevas luces sobre el tema, ya de por sí muy complejo y polémico, prueba evidente de su vitalidad. Recordemos a las figuras importantes que, a través del tiempo han sido protagonistas, con sus aportaciones enriquecedoras, de la expresión de este arte maravilloso y disfrutemos con la rica gama de estilos que nos han legado. Por ese camino nos adentraremos en futuros artículos.
Creadores A través de varios artículos anteriores hemos tratado de exponer la diversa opinión que, sobre el origen del flamenco, es mantenida por los estudiosos del tema. Hemos podido apreciar que, debido a la falta de testimonio material escrito o de otro carácter, no tenemos la "huella" del flamenco hasta mediados del siglo XIX y ello gracias, en gran parte, debido al testimonio de personas extranjeras que viajaron por nuestro país en aquella época. Por otra parte, la polémica entre los que han defendido el origen del flamenco como un mérito de la raza gitana y los detractores de esta tesis todavia no ha terminado. Poco se ha profundizado, en cambio, en la investigación de las raices del folclore andaluz, sustentadora del tronco y de las ramas de sus expresiones artísticas, en la que ocupa un lugar preferente el flamenco. Es sabido que Andalucía, el territorio andaluz, desde épocas remotas ha sido escenario de la llegada, convivencia e influjo de diversos pueblos, lo que equivale a la recepción e impregnación de distintas culturas. Puede citarse, entre otras, las influencias de la civilización bizantina, la del pueblo judío, la árabe-morisca y la ya tan citada, y posterior, del pueblo gitano. Quiere esto decir que antes de que los gitanos pisaran tierra andaluza los habitantes de la tierra que los acogía habian recibido una gran influencia de otras culturas, y sus costumbres y pautas de vida, entre ellas su folclore, se alimentaba de unas raices que habian ido robusteciéndose desde muchos siglos atrás. Se reconoce por diversos estudiosos la antiquísima influencia de la civilización bizantina en el arte flamenco, y se cita a Felipe Pedrell ("Cancionero Musical Español") como indicador de la presencia del orientalismo musical en ciertos cantos populares, debido precisamente a la influencia de la civilización bizantina. Por su parte, Manuel de Falla ("El Cante Jondo") al analizar los elementos musicales del "cante jondo", dice: «En la historia española hay tres hechos de muy distinta trascendencia para la vida general de nuestra cultura, pero de manifiesta relevancia en la historia musical, que debemos hacer notar; son ellos: a) la adopción por la Iglesia española del canto bizantino; b) la invasión árabe y c) la inmigración y establecimiento en España de numerosas bandas de gitanos». Y a continuación Falla indica que en uno de los cantos andaluces en el que, a su juicio, se mantiene el viejo espíritu, en la siguiriya, halla elementos del canto litúrgico bizantino. Y, más adelante, Falla dice: «Pero a más del elemento árabe, hay en el canto de la siguiriya formas y caracteres independientes en cierto modo, de los primitivos cantos sagrados cristianos y de la música de los moros de Granada. ¿De dónde provienen? A nuestro juicio de las tribus gitanas que en el siglo XV se establecen en España... ». Para Falla, en la formación del cante jondo van influyendo, con la cronología que los hechos imponen, los motivos que cita como medios coadyuvantes en la formación de esa forma musical. Parece que está fuera de toda duda la remota influencia bizantina en el conjunto de la música popular andaluza y, por ende, en la formación del cante flamenco y de ello dan testimonio otros autores como H. Rossy, Caballero Bonald, etc. Por otra parte, no puede descartarse la posible influencia judía en la formación del flamenco y en este sentido Hipólito Rossy dice: «El pueblo israelita, por su convivencia de siglos con los españoles, incluso en la España musulmana, tuvo sobrada oportunidad de influir en el cante jondo, como en tantas otras actividades humanas en las que estuvieron presentes, codo a codo con los españoles. Se cree que muchos juglares y cantaores flamencos eran de raza hebrea, y hasta se aventura que La Petenera —tipo legendario de cantaora— era judía ella misma. Lo raro, lo incomprensible, habría sido que hubiera estado al margen de esta actividad artística, popular, este pueblo, cuyos talentos artísticos han sido extraordinarios y siguen siéndolo hoy como en la remota antiguedad» ("Teoría del Cante Jondo"). Asimismo, los estudiosos del flamenco han reconocido la influencia árabe-morisca en el nacimiento de este arte, en parte debido a que tanto el canto árabe como el flamenco sean melismáticos y en parte por razón de las circunstancias vitales de los moriscos, muy hermanadas en su dura realidad con la vidade las tribus gitanas.Además, algunos textos de escritores del siglo XIX, como "Las Cosas de España" de Richard Ford, editado en 1831 y "Escenas Andaluzas", de Serafín Estébanez Calderón, publicado en 1847, propician la idea de la influencia de la música morisca en el flamenco. Por todo ello, al arte flamenco, rama importantísima del folclore andaluz, no puede asignársele una fecha de nacimiento en un año o un siglo determinado, sino que se va formando a través de siglos y su evolución se va produciendo bajo las diversas influencias a las que anteriormente nos hemos referido. De ahí que no puede decirse que el flamenco lo crearon los gitanos, o los árabes o los judios, sino que el flamenco tuvo un lento proceso de formación y desarrollo en el que influyeron las diversas culturas que convivieron en Andalucia; en definitiva, que este arte es la resultante, el sedimento de tan diversas influencias y, mientras tenga vida, así ocurrirá con influencias venideras. El planteamiento anterior nos lleva a afirmar que el pueblo gitano no pudo ser creador del flamenco, sino que llegó a un entorno en donde, desde orígenes remotos se producían unas manifestaciones folclóricas que en ese momento eran expresión y resultado de una evolución realizada a través de los tiempos. Y en ese caldo de cultivo, sobre esa base, el gitano aportó su propia personalidad y enriqueció lo que posteriormente se ha llamado arte flamenco; y no cabe duda que su aportación fue importante y que el "sello" gitano ha tenido siempre expresión propia en el ámbito del flamenco. En fin, dejemos a los investigadores y estudiosos que nos ofrezcan nuevas luces sobre el tema, ya de por sí muy complejo y polémico, prueba evidente de su vitalidad. Recordemos a las figuras importantes que, a través del tiempo han sido protagonistas, con sus aportaciones enriquecedoras, de la expresión de este arte maravilloso y disfrutemos con la rica gama de estilos que nos han legado. Por ese camino nos adentraremos en futuros artículos.
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