jueves, 5 de febrero de 2015

Flamenco Pedro Jesús Obregón Uceda Córdoba


Biografía:

El cantaor Pedro Jesús Obregón Uceda, Pedro Obregón, nace el 27 de noviembre de 1975 en Fernán Núñez (Córdoba), donde reside cuando sus compromisos profesionales se lo permiten. Recibe la afición flamenca tanto por vía paterna como materna. Su padre fue un cantaor aficionado algo anárquico pero con un duende y un pellizco arrebatadores en los cantes básicos; su tío materno Francisco Uceda, uno de los más significativos aficionados de la Peña Flamenca "El Mirabrás", es un cantaor que destaca por su expresión profunda y doliente en la interpretación de los cantes de Málaga y Levante, fandangos y saetas. Desde niño, Pedro Obregón, comparte y cultiva su afición en las reuniones de la Peña Flamenca "El Mirabrás", donde ofrece sus primeros recitales y obtiene, en 1993, el primer Premio del Concurso Local de Cante Flamenco. Desde el principio destacó, además de las cualidades de su voz, por su gran sentido del ritmo y su dominio del compás por lo que rápidamente fue requerido por distintas bailaoras y bailaores de Córdoba para cantar "atrás" acompañando al baile, y en esa magnífica escuela del cante para bailar (donde se han forjado grandes cantaores como Chano o José Mercé) ha ido dominando los cantes en toda su rica complejidad y ganando seguridad, soltura, experiencia y capacidad resolutiva ante todos los retos e imprevistos que pueden plantearse en el acoplamiento entre cante, toque y baile. Pero Pedro Obregón estaba llamado para destacar en el cante "alante". Profundamente responsable y preocupado por asimilar los fundamentos de los grandes maestros (D. Antonio Chacón, Juanito Mojama, Tomás Pavón, Juan Talega, Pepe de la Matrona), no es un cantaor con prisas ni que se afane en la búsqueda de reconocimientos. Aunque reacio a presentarse a los concursos de cante, sus amigos de la Peña Flamenca"El Mirabrás", a veces, consiguen convencerlo y participa en algunos de ellos consiguiendo importantes galardones y reconocimientos en la Peña Merengue de Córdoba, Calasparra (Murcia), Montalbán, Ubrique y San Fernando (Cádiz). Poco a poco, fue haciéndose un lugar preferente entre los jóvenes cantaores cordobeses y ratificó su prometedora proyección con su éxito en la primera edición del Concurso de Jóvenes Flamencos de la Diputación de Córdoba, en 1997. Desde entonces ha sido cada vez más solicitado en recitales de peñas y festivales, avalado y recomendado en muchas ocasiones por las mismas figuras con las que comparte cartel (Valderrama, El Polaco, El Chozas, Niña de Huelva...) ampliando el entorno geográfico de sus actuaciones: Córdoba y toda su provincia, Málaga, Granada, Huelva, Jaén, Madrid, Zaragoza, Badajoz y Barcelona, ciudad en la que finalmente se instala y donde actualmente desarrolla su labor profesional en el Tablao Cordobés, que compagina como con recitales en su tierra, Cataluña y Madrid, donde recientemente ha destacado en las XX Jornadas Flamencas de Fuenlabrada (Madrid), compartiendo cartel con Blanca del Rey, José Menese y Oscar Herrero, entre otros. En una etapa, como la que vivimos en el cante actual, en la que el poderío de la voz domina los escenarios con una reiterada, monótona y mimética interpretación de un reducido número de estilos, letras y modelos, el cante de Pedro Obregón representa una propuesta expresiva que, sin perder la raíz del cante más puro, asimila, recrea y experimenta con el acervo flamenco clásico en la línea de los renovadores recientes más valiosos como Camarón y Morente. Las herramientas con las que Pedro Obregón construye su cante son el buen gusto y la exquisitez técnica con que modula una voz cálida y pletórica de matices melódicos y tonales, así como un marcado sentido del compás, poco frecuente en cantaores de tierra adentro (hay que remontarse a Fosforito). A ello hay que añadir un conocimiento completo, pese a su juventud, de todos los cantes y una inclinación natural hacia la interpretación recreadora (nunca mimética) de los estilos más complejos, difíciles y arriesgados en sus tonalidades y estructura melódica (Juanito Mojama, El Cojo de Málaga, Fernando el de Triana, Bernardo el de los Lobitos, El Chaqueta,…), sin olvidar los modelos más clásicos (Manuel Torre, Chacón, Cayetano Muriel, Tomás Pavón, Caracol, Juan Talega...) e innovadores (Morente, Camarón). Sorprende la riqueza de referencias magistrales presentes en su cante y por ello el resultado no es otro que un cantaor con sello propio y acusada personalidad que no se deja encasillar en ninguno de los "rebaños" (mairenista, camaronero, morentista...) en los que reconocemos a buen número de cantaores más o menos renombrados. Todo ello queda patente en su primer disco en solitiario, Sueño Flamenco (Bracatá, Barcelona 2003), del que dice Agustín Gómez: "este disco es ortodoxo, tiene una base clásica y un desarrollo moderno; pero aún me parece más siginificativo que sea flamenco y artístico: Flamenco porque su voz tiene las calidades exigibles de calor ternura, pigmentación y juego melismático; artístico, porque tiene unidad de estilo, unidad en la composición, esto es, orden mental; variedad en el conjunto que evita la monotonía, variedad de formas; claridad en la exposición; oportunidad o adecuación de los medios instrumentales, vocales y técnicos con el fin que se persigue, que es expresar un concepto actual en línea con la tradición; naturalidad que hace que aparezca fácil y sereno lo que tanto tiempo de elaboración conlleva; y dentro de la época en la que se inscribe y pese a las referidas asociaciones, originalidad."
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