Biografía:
Javier Molina Cundí. Guitarrista nace en la calle de la Merced número 24, el día 4 de mayo de 1868. Con siete años sabia tocar la guitarra y a los ocho ganaba dos pesetas cada tarde, actuando en un pequeño teatro infantil que había en la Alameda Vieja con un violinista ciego. A los doce años daba clases y actuaba con su hermano, que bailaba, en fiestas privadas en Jerez. Con diecisiete años recorre España en compañía de su hermano y un cantaor llamado Antonio Chacón, que era entonces tan joven como Javier. Pasado algún tiempo, Chacón se separó del grupo, para volver a coincidir en multitud de ocasiones con su paisano en un café de cante de Sevilla, Madrid o Málaga. Tras sus andanzas juveniles, Molina marcha a Sevilla, actuando durante veinte años en los mejores Tablaos de la ciudad hispalense, especialmente en el Café del Burrero y en el Café de Silverio. Después de la Guerra Civil se dedica a la enseñanza en Jerez hasta su muerte participando en fiestas o locales. Entre sus alumnos cuenta con guitarristas de la talla de Manuel y Juan Morao, Isidro Sanlúcar o Rafael del Águila, quien a su vez instruyó a nombres como los de Paco Cepero, Parrilla de Jerez, Pedro y Antonio Jero, Fernando Moreno o Gerardo Núñez. Lo más destacable de su toque parecen ser los sofisticados arreglos en la mano izquierda, y el uso de las cuerdas al aire. En la actualidad, sus falsetas están en plena vigencia. De vez en cuando trabajó de gira por España con artistas del baile y cante, alternando sus interpretaciones de la guitarra flamenca y la clásica, y hasta tocaba sus versiones de la música popular. Aunque llegó a ver gran parte del siglo XX sólo grabó dos soleás y dos siguiriyas con Manuel Torre. Javier Molina destaca su labor de acompañamiento a los más grandes cantaores, Don Antonio Chacón, él más completo de cuantos conoció, Manuel Torre, la Niña de los Peines con quien estuvo dos temporadas recorriendo España en unión del Estampío y el Cojo de Málaga, El Gloria, Luisa Requejo, Manolo Caracol a quien acompañó en su debut en Madrid o nuestra Lola Flores a su lado en sus primeras salidas en público. Alternó con compañeros tan significativos como Ramón Montoya, Paco de Lucena, Luis Yance o Niño Ricardo. Para Fernando el de Triana, que llamó a Javier Molina «El Brujo de la Guitarra>, fue "el guitarrista que más cuidado tiene en conservar los acompañamientos de los más difíciles cantes antiguos, pero sin dudar un átomo en el momento que el cantaor los inicie. Porque Javier conocía todos los viejos toques flamencos y él fue, se puede decir, el que con más «falsetas» originales contribuyó a la creación de la escuela moderna. Y Ramón Montoya, que también fue un catedrático de los toques flamencos, único que compararse pudo con Molina". El Brujo de la Guitarra falleció el día 26 de junio de 1956.
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