domingo, 9 de octubre de 2016

Entrevista a María Pagés


Entrevista a María Pagés :

"El flamenco es uno de los claros ejemplos de que la unión de culturas, de razas o de religiones puede crear un eco común" 
Silvia Calado Olivo.
María Pagés vive un momento dulce. La bailaora y coreógrafa sevillana rebosa madurez en una etapa de plena explosión creativa y de reconocimiento internacional. La forma de entender el baile flamenco de esta mujer de brazos infinitos que no entiende que el arte pueda limitarse, se ha ganado un puesto de influencia en el panorama dancístico mundial. Y, para ella, la prueba no es tanto que sea invitada aquí y allá como embajadora de la cultura española, sino que una niña canadiense le envíe cartas o, simplemente, ser admirada por un bailarín contemporáneo israelí. Con el lenguaje flamenco como único código, investiga dentro y fuera de este arte capaz de superar diferencias, pues cree que la necesidad social de comunicación genera permeabilidad en la cultura. ¿Valiente? ¿Solidaria? El caso es que en pleno recrudecimiento del conflicto entre Israel y Palestina, María Pagés sigue adelante con lo previsto en su agenda y se va a bailar a Tel Aviv...
María Pagés (Foto: Daniel Muñoz) La experiencia de Israel ha sido super interesante, muy enriquecedora. A parte de que hemos tenido muchísimo éxito, estábamos en un lugar donde la gente tiene la sensibilidad a flor de piel. Cualquier reacción ante una emoción es mucho más expresiva, mucho más entrañable, más patente. Y es lo que nos ha pasado allí. La gente tiene una necesidad de ver arte, de entretenerse, de olvidarse un poco, al menos durante un tiempo, de los problemas con algo que le guste... Nos daban las gracias por no haber cancelado. Ellos estaban como presintiendo lo que iba a ocurrir... de hecho, al poco tiempo de estar allí, la cosa se ha agravado mucho. La gente estaba muy preocupada. Todo eso se siente. El éxito ha sido muy especial. 
¿Crees que el arte, en este caso, la danza puede ser una vía que ayude a superar diferencias? 
Sí, yo creo que el arte es una de las pocas cosas que une a la gente. Ante ese momento de unión, nadie se para a pensar en las diferencias, sino en todas las cosas que hay en común. Son los sentimientos, el ser humano. He conocido a gente en Israel que me ha contado que, a pesar de las diferencias que hay entre ellos, también son capaces de, a través de la música y la danza, de compartir con los palestinos, siendo israelíes, un trabajo o una creación. Es como una noticia esperanzadora, comprobar que el arte puede unir a la gente. 
¿Tiene el flamenco algo especial que induce al entendimiento? 
El flamenco es uno de los claros ejemplos de que la unión de culturas, de religiones... es capaz de crear un himno común. Nosotros podemos decir que en el flamenco, a pesar de que dentro existan diferencias, payos y gitanos compartimos una cosa y creamos una cosa. Y es nuestro eco y es nuestra estética. Están los árabes, están los judíos y están tantas culturas que han pasado por Andalucía... Y todo eso, puesto en común, es capaz de crear un lenguaje. Es verdad que el flamenco es uno de los claros ejemplos de que la unióin de culturas, de razas o de religiones puede crear algo en común que compartir. 
Actuar en foros como un congreso de la Organización Mundial de la Salud o en la fiesta de investidura del presidente estadounidense George Bush te convierte en embajadora internacional de la cultura española, ¿eres consciente de esa responsabilidad? 
Me he dado cuenta de eso con los años. Yo no había caído... Más que nada, es una gratificación. El hecho de que me llamaran para que fuera la única española invitada y que participaba en la fiesta de investidura de Bush es saber que eres reconocida como una de las artistas españolas de mayor reconocimiento. He trabajado muchísimo en Estados Unidos en los últimos seis años. Incluso el otro día recibí una carta de una niña de quince años que me escribe y me cuenta que le gustaría aprender flamenco, que se quiere dejar el pelo largo como yo... Y es una niña de Canadá que yo no sé ni quién es. Eso te hace pensar en la influencia que puedes llegar a tener. Ella está estudiando piano, estudiando piezas relacionadas con España pues, desde el momento en el que me vio bailar, considera que el flamenco es una de las cosas más bonitas que ha conocido en su vida. También los japoneses son muy dados a esas cosas. Es increíble que, con quince años, esté dedicándome su tiempo. 
Y ya tan curtida en giras internacionales, ¿crees que, con el tiempo, se van desechando los tópicos y hay una percepción más real del flamenco? 
Una de mis grandes preocupaciones de siempre ha sido precisamente esa: intentar cambiar el concepto que tiene la gente del flamenco en el extranjero. Y es como una preocupación clave para mí, es como un objetivo que yo me he marcado siempre, teniendo en cuenta la influencia que he llegado a tener en el extranjero. Como profesional y como persona dedicada al flamenco, mi objetivo no está cumplido si no he logrado cambiar un poco el concepto folclórico o tópico, en el mal sentido de la palabra, que, de forma negativa, encierra el flamenco. Es importante que, cada vez que hagamos un espectáculo, por lo menos la gente que ha venido a verlo, salga convencida de que es otra cosa, que el flamenco es un arte con letras mayúsculas y que todo lo que pueda haber de tópico, es tan tópico como pueda ser en Estados Unidos la hamburguesa. Creo que para mí es importante. Y creo que, poco a poco, se va consiguiendo. 
"El arte encierra en sí mismo la expresión no límites" 
Hablando no sólo del extranjero, sino también de España, ¿crees que se ha entendido tu forma de plantear el baile? 
El único lenguaje que tengo es el flamenco, no es que juegue con distintos lenguajes. El único lenguaje común, el que quizás me hace ser seria, es el flamenco. Luego se trata de que, como cualquier lenguaje, pueda rodearse, enriquecerse, influenciarse, dejarse influenciar, de otras artes, de otras culturas... Pero, en realidad, mi lenguaje de expresión es siempre el mismo, soy muy fiel. No hay más vuelta de hoja que el baile flamenco. 
En esa labor de enriquecimiento, de influenciar y dejarse influenciar, ¿dónde crees que está el límite? 
Yo no creo que haya límites. El arte encierra en sí mismo la expresión no límites. No existe un arte con límites, siempre que ese trabajo esté tratado seriamente, honestamente y con conocimiento, es decir, ese es el único límite que yo pondría si se pudiera poner: hacer las cosas con otros fines que no fueran trabajar de forma seria y de forma honesta, sin otra intención que hacerlo bien.
¿Una de las reflexiones del montaje de José Granero en el que participaste en el marco del VI Festival de Jerez es la ausencia de fronteras entre las distintas manifestaciones de la danza? 
La danza es danza. La coordinación estética de los movimientos corporales es aplicable a las diferentes disciplinas que hay en danza, ya sea clásica, contamporánea, flamenca, folclórica... El dejarse influenciar o influenciar el flamenco a otras danzas... Yo creo que es un efecto social, hay una necesidad de todo el mundo de comunicarse, porque ahora viajamos más, porque compartimos más cosas que antes, porque ahora todo es más cercano. Existen los móviles, existen los aviones... viajamos con mucha más frecuencia, sitios lejanos ahora ya no son tan lejanos. Y hay una necesidad social de compartir. 
En la experiencia de Israel he profundizado más en la amistad con un bailarín y coreógrafo contemporáneo israelita que adora el flamenco y que siempre está intentando dejarse influenciar por el flamenco, dentro de su perspectiva contemporánea. Se ve en las coreografías que él hace. Yo creo que lo hace de la misma manera que en el flamenco podemos ver que hay algún elemento foráneo. No se trata de contaminar. Creo que siempre ha pasado eso, lo que pasa es que la forma en la que vivimos y el momento en el que estamos viviendo hay esa necesidad de dejarse influenciar, de influenciar a los demás... de comunicarse, al fin y al cabo. 


Eso ha pasado siempre, si te das cuenta, un compositor clásico como Bizet se dejó influenciar e hizo una de las obras que más representa a España, que es la ópera 'Carmen', cuando él era francés y era un compositor clásico. O Falla... en 'El Amor Brujo' hay momentos de gran flamenco, en el sentido de que él usa los compases flamencos y los aplica a su composición. Eso siempre ha existido, lo que pasa es que la danza estaba un poco más encerrada, el flamenco ha estado más encerrado. Las demás artes, no. Ahora el flamenco funciona como cualquier otro arte, es decir, que está abierto a ese tipo de influencias. Y creo que eso hace que el flamenco sea un arte mayor de lo que podía ser antes, por el hecho de estar tan cerrado. Eso no quiere decir que todo vale, que todos los elementos que queramos coger sean válidos. El criterio flamenco tiene que prevalecer sobre todas las cosas... y ahí está lo difícil, en definirlo. 
"¿Y quién ha visto a La Macarrona bailar para decir que yo tengo sus brazos?" 
Te convierte en una bailaora atípica tu gusto por moverte en otras músicas, en indagar en otras manifestaciones musicales... 
A mí me gusta todo, yo soy curiosa por naturaleza. Si hay algo que me gusta, algo que me emociona, algo que me impresiona... y me vienen ganas de bailar, yo no digo que no, si veo que tiene su sentido. Pero igual de curiosa soy con el flamenco. Ahí está el contrapunto de lo que pueda ser 'La Tirana' y 'El perro andaluz', frente a 'Flamenco Republic', que es todo lo contrario: mirar hacia dentro, explorar un poco más, volver a escuchar los cantes antiguos de La Niña de los Peines, de Rosalía de Triana, de Vallejo... Porque me gusta eso también, no quiere decir que sólo me guste escuchar a Tom Waits, es que a mí también me encanta lo otro. La apertura es total. 
Y a mí me gusta también mucho la investigación, es decir, me gusta estudiar... Siempre tengo una curiosidad: igual que podemos escuchar a los cantaores antiguos porque tenemos discos de pizarra, no podemos ver qué hacían las bailaoras antiguas. Además, estoy convencida de que lo poco que nos ha llegado a través de las películas está muy desvirtuado.Yo no me creo que ellas bailaran así. Y tengo una curiosidad... hay imágenes en cine de La Argentinita pero muy corto, tan corto, que no te da tiempo a ver el desarrollo de una coreografía. Hay muy poco. Yo desde chica estoy escuchando: "Uy, María, esta niña tiene los brazos de La Macarrona". Y yo me decía: "¿Y quién ha visto a La Macarrona bailar para decir que yo tengo sus brazos?". Lo único que pasa es que por la tradición sabemos que La Macarrona era famosa por los brazos que tenía, pero a mí me gustaría saber cómo bailaba ella, por lo menos para saber si es verdad que me parezco o no. A mí me gustaría poder hacer un trabajo de investigación para saciar esa curiosidad. 
Pero también me interesa investigar a otro tipo de bailarinas como Isadora Duncan. Al hacer ahora esta versión que me montó Víctor Ullate sobre la muerte del cisne que ya hizo Paulova, he estado investigando por fotos, por... El arte, en general, a mí me entusiasma. Creo que el flamenco, la danza flamenca, la coreografía flamenca, se puede ver muy enriquecida por el conocimiento de todo este arte que nos rodea. Y creo que es lo que han hecho todos los artistas siempre: dejarse influenciar. Quien no conozca el arte clásico difícilmente va a poder desarrollar una técnica. ¿Cómo podemos ignorar las demás artes si somos artistas, porque somos flamencos? Yo creo que no, que es al contrario. Hubo una época en la que La Argentinita o La Argentina estuvieron muy relacionadas con los artistas de su época como Falla o como Lorca. Y esos artistas e intelectuales se dejaban también influenciar por el flamenco. Había una relación muy fluida. Había una relación de amistad, una relación de compartir las inquietudes artísticas. Picasso hizo los bocetos y la escenografía de 'El Amor Brujo'... eso debería seguir existiendo. 
"¿Cómo podemos ignorar las demás artes si somos artistas, porque somos flamencos?" 
Desde tu punto de vista, ¿en qué momento crees que se encuentra el baile flamenco? 
Yo creo que vivimos un momento magnífico porque hay muchas propuestas. Creo que es bueno que haya mucho porque cuanto más haya, más quedará. La proporción debería cuadrar. Es verdad que no todo valdrá y la historia y el tiempo se van a encargar de ello, de decir de lo que nuestra época quedó. Yo creo que hay un buen número de artistas a todos los niveles. Lo demuestra el hecho de que la música se haya metido en el mercado discográfico. A lo mejor, en cierta manera, se habrá perdido algo pero, por otra parte, se habrá ganado... habrá una compensación. Y eso ha ayudado a promocionar el flamenco, que creo que hacía falta. En el campo de la danza, yo creo que es también un buen momento. Que haya mucho implica un reconocimiento hacia quienes están desarrollando un trabajo. 
¿Y en qué momento se encuentra la Compañía de María Pagés? 
Vivimos un gran momento en la compañía. Llevamos trabajando muy duro durante tres años. Desde que se estrenó 'La Tirana' estamos trabajando a tope y ahora estamos viendo los frutos. Este año vamos a estar dando la vuelta al mundo, con una presencia notable en Estados Unidos, en Japón -donde hemos estado en once ciudades, teniendo en cuenta que el año pasado estuvimos en tres-, venimos a Madrid dos semanas, estrenamos en la Bienal, hacemos por primera vez gira por Italia... Este año se ha verificado todo el trabajo anterior. El proyecto de compañía residente ya ha cuajado. Y, es más, el éxito de este proyecto ha hecho que la Comunidad de Madrid tire p'alante apoyando a otras compañías. Somos abanderados de un proyecto que está teniendo resultado y del que la profesión se está viendo favorecida. Que se firme un acuerdo como compañía residente con apoyo financiero y logístico de parte de un organismo oficial es una revolución en el mundo dela danza en España, pues antes no había pasado de una forma tan clara. Es abrir una puerta que estaba cerrada. El hecho que tengamos un teatro donde representar y montar nuestras obras, donde decir esta es nuestra casa, es muy importante. Y yo me siento responsable de eso... 
¿Y María Pagés? 
A nivel personal, como intérprete, me encuentro en un momento de madurez muy fuerte. A nivel creativo, el año pasado hice 'Flamenco Republic', he repuesto 'El perro andaluz' para la compañía, voy a estrenar en la Bienal de Flamenco de Sevilla, el Ballet Nacional de España me ha ofrecido montar la coreografía flamenca de la temporada... Sólo puedo decir que estoy a tope.

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