domingo, 24 de abril de 2016

Entrevista a Carmen Linares


Entrevista a Carmen Linares, Cantaora:

Tu nombre es Carmen Pacheco, pero desde el principio de tu carrera profesional se te conoce como Carmen Linares. 
El nombre me lo puso Juanito Valderrama, estabamos un día en un bar enfrente del teatro Calderón, yo iba a hacer una gira con una compañía, y me preguntó como me llamaba, dije Carmen Pacheco, y él me dijo "¡Pero hombre! Siendo de Linares ...¿cómo no te pones Carmen Linares?" Me pareció estupendo y a partir de ahí pasé a ser Carmen Linares. 
¿No te extrañaba ver ese nombre en los carteles? 
Claro, pero la verdad es que suena bien y además tiene un sentido, es el nombre de mi pueblo. 
En familia ya vivías un ambiente flamenco, hay alguna foto tuya vestida de flamenca de muy niña. 
Claro, yo empecé cantando en mi casa, mi padre tocaba la guitarra y se tocaba o se cantaba sin tener que celebrar nada. 
Pero él no era profesional. 
No, no, el tenía su trabajo y cogía su guitarra y tocaba, y yo cantaba, así de sencillo, así de fácil. Luego fuimos a vivir a Madrid, fue a los 16 años y yo ya empecé a tomármelo más en serio, había muy buen ambiente flamenco, iba a sitios a ver a gente cantar y ya empecé a trabajar como profesional, a partir de ahí todo fue poco a poco, cantando para el baile, todo eso... la primera vez fue en Francia, en un tablao flamenco, iba con gente que eran amigos de mi padre, ya sabes, en esos tiempos las niñas no podían hacer eso, ahora una niña de 17 años se va de gira y no pasa nada, entonces era otra cosa. 
En ese momento ya tenías claro que ibas a ser cantaora y no te ibas a preparar para otra profesión. 
Claro, antes no sabía que hacer, hacía lo que hacían miles y miles de chicas, hice el bachillerato y luego maquina, taquigrafía, se me daba muy bien, era lo típico, para ser secretaria o algo así. Pero en casa mis padres ya me decían que cómo era que iba a ser secretaria: "Es una profesión muy digna, pero tu tienes una condiciones que te ha dado la naturaleza que tienes que aprovechar", tenían razón y estoy muy contenta de haberles hecho caso, es una gran suerte y cuando naces con esas condiciones estas predestinada, me gusta mucho más esto... claro. (risas) 
¿Cómo has visto la evolución del cante de mujer? Durante un momento parecía que no había muchas mujeres cantando pero ahora cada vez hay más mujeres jóvenes en los escenarios.
Ahora hay un plantel de cantaoras estupendo, la sociedad ha cambiado muchísimo. Antes no era algo en lo que la familia te apoyara, sino era la familia, era el novio el que lo quería impedir, siempre había un hombre en la casa que fastidiaba la cosa. En mi caso mi familia estaba encantada, para ellos era una alegría, ahora la mujer tiene libertad en todos los ámbitos, no sólo en el flamenco. 
¿Notaste alguna vez una diferencia de trato respecto a los cantaores? 
Ahí tengo que decirte que no, si ha habido discriminación respeto a mi persona, yo no me he dado cuenta. Yo he tenido una línea de trabajo sin ningún tipo de problema, se me ha respetado como artista. A veces he trabajado más o menos, también por mis propias circunstancias, me casé, tengo tres hijos, y los niños los parimos nosotras, los tenemos nosotras y los criamos nosotras, en ese tiempo te apartas un poco, aunque yo he cantado embarazada de siete meses, con más de siete meses ya es un poco antiestético... me encontraba divinamente y no había motivo por el que no lo hiciera, cuando he trabajado menos ha sido por circunstancias personales, por adecuar mi vida de familia a mi vida artística. Ahora tengo tiempo y trabajo más. 
Y mejor... 
Claro, las condiciones de ahora son mejores. Yo he cantado para el baile, en peñas, en muchísimos sitios... ha sido una carrera hecha poco a poco y haciéndola yo, a mi nadie me ha regalado nada, cuando he alcanzado una cierta madurez he hecho mis discos, nada salió de repente. Nunca me he alejado del cante, dependía más de las circunstancias. 
Si te alejas demasiado del cante pierdes forma... 
Totalmente, y pierdes tu sitio. Cuando no he podido hacer cuatro actuaciones he hecho una, pero nunca me he apartado. 
¿Cómo surgió la idea de grabar las canciones populares de Lorca? Después de tu grabación ha habido varias más. 
Sí, digamos que la primera después de la original de Lorca con La Argentinita es la mía, y ahí han pasado 60 años, al menos yo no conozco otra grabación en medio, yo escuché ese disco y me emocionó que estuviera ahí Lorca tocando, es como si tuvieras más de él. Me pareció que se podía hacer un buen trabajo con esas canciones, actualizándolas y llevándolas a mi terreno, al flamenco... hecho por una cantaora de flamenco. Salió un trabajo del que estoy contentísima. 
Incluso a veces parece que cuando otros artistas tocan estas canciones hay más referencias de tu disco que del original. 
La gente que trabajó en este disco hizo que se llevara a cabo con mucho cariño, la idea era mía y sabía qué ritmo quería aquí y allá, pero por ejemplo Juan Parrilla, que toca la flauta, enseguida captaba lo que quería en cada momento. Este trabajo se estrenó en Granada hace 10 años y al ver el resultado que tenía decidimos llevarlo al estudio, luego trabajamos mucho con ello en el año del centenario de Lorca, pero ya estaba preparado y publicado mucho antes. 
Al menos no saliste en la portada con Lorca, como el fotomontaje del disco de Ana Belén... 
La verdad es que ha sido muy criticado eso, yo no lo hubiera hecho, pero cada uno... 
¿Qué te pareció todo lo que se montó en torno al centenario de Lorca? 
Lo que pasa es que ha habido saturación, todo lo que se haga para reconocer a un gran poeta como Lorca me parece bien, si el trabajo que se hace es bueno estoy encantada, lo que me duele es que se han hecho muchas cosas muy malas. 
La lista de guitarristas que participan en tu Antología es impresionante. 
El que estén tantos guitarristas es por algo. Paco Cepero era el guitarrista de La Perla, entonces le da un punto a la bulería de La Perla que no se lo puede dar nadie. Juan Habichuela toca en los tangos que son de su Tía Marina, con ese aire de Granada, ese aire pastueño. Perico el del Lunar resulta que es el que mejor toca la nana, por eso está ahí. Enrique de Melchor toca en la Soleá que era de su tía la Jilica de Marchena. Vicente Amigo ¡porque es muy bueno! y Tomatito ¡porque es muy bueno! y el Morao porque le da un aire a las bulerías, que van como romanceadas y nadie las toca como él... Cada uno estaba en lo que es más brillante. 
Es como tener el guitarrista ideal para cada cante. 
Además al hacerlo con distintos guitarristas le da más variedad, porque la cantaora siempre es la misma.
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