jueves, 18 de agosto de 2016

Gualberto y Ricardo Miño.


Gualberto y Ricardo Miño  :

Ricardo Miño y Gualberto 
Diálogo a tres bandas entre Ricardo Miño (guitarrista), Gualberto (sitar) y Luis Clemente (periodista). 
Ricardo Miño: Anteayer me llamó mi amigo Alan Raikovski, uno de los productores de la música de Titanic, el productor de Ravi Shankar, desde Los Angeles. Y me dice: te voy a dar una sorpresa, y se puso un señor que al final resulta que es el beatle al que le han dado las puñaladas. 
Gualberto: ¿George Harrison? 
Ricaro Miño: Sí, me dijo que tenía interés en venir este año a la Bienal. 
Gualberto: La primera vez que yo escuché un sitar fue a él. 
Ricardo Miño: Pues Raikovski y Harrison acaban de producir un libro muy bonito sobre Ravi Shankar, con cuatro discos, que me lo han mandado y lleva hasta el sándalo que utiliza para los conciertos. 
Gualberto: Pues dile que me llame, que seguro que me conoce. Gonzalo (Garcíapelayo) le dio una vez un disco mío, y a Ravi Shankar le di personalmente A la vida, al dolor en Barcelona. Bueno, seguimos con Gualberto entrevista a Ricardo. ¿Qué cantaor, de todos con los que has trabajado, te ha enseñado más? 
Ricardo Miño: Hombre, una enciclopedia era Antonio Mairena, pero también lo era Pepe Marchena, que sacaba del cante tarantas y cartageneras; la gama de soleares y seguiriyas que hacía Mairena eran grandiosas. Pastora era muy rítmica y muy comercial, metió una ranchera por bulerías y se adelantó a la época. Y con la guitarra, un adelantado era don Ramón Montoya, que a comienzos de siglo grabó con el saxofonista cubano Fernando Vilches. 
Gualberto: Un guitarrista americano que aprendió con Diego del Gastor, Bruce Zern, me habló de un gran guitarrista, Pedrito Sevilla, ¿Ha grabado algo, merece conocerse más? 
Ricardo Miño: Sí, era un guitarrista de la escuela sevillana, discípulo del Niño Ricardo. Tuve la suerte de compartir con él y con Paco de Lucía una gira de tres meses, que venían de cantaores Mairena y Fosforito, y de bailaores El Güito y Enrique el Cojo. Pedazo de compañía que llevaba la gran bailaora Manuela Vargas. Creo que grabó algo con El Sevillano. 
Luis Clemente: Gualberto, pregúntale algo sobre vuestro repertorio actual. 
Ricardo Miño: Va de estrenos, ¿no?  
Gualberto: Sí, estoy escribiendo una obra para viola de gamba y sitar, como contraste de lo que vamos a tocar Ricardo y yo, que será el disco tocado más libremente, pero los palos seguirán siendo bulerías, soleá, tangos de Málaga, alegrías… él hará una parte solo. La viola la tocará Ventura, un gran músico sevillano. 
Ricardo Miño: Yo invitaré en la segunda parte a Bobote y Eléctrico, y a Álvaro a la percusión, que también está con Gualberto, y al final nos volveremos a juntar otra vez. 
Gualberto: En cada concierto intentamos que sea único. Aunque estén amarrados los cantes y el ritmo flamenco tenga una estructura muy férrea, siempre tenemos la libertad de que surja algo en ese momento. Las falsetas de bulerías de Ricardo nunca son iguales. 
Ricardo Miño: En nuestras partes en solitario nos ceñimos a nuestro instrumento, a investigar en el sitar y la guitarra, así el concierto coge más riqueza. 
Luis Clemente: Eso no lo soléis hacer en todos los conciertos. 
Sí, últimamente lo hicimos en Madrid, tú estabas allí, y en Luxemburgo, donde el público nos pidió cosas que ni teníamos ensayadas, por ejemplo unas sevillanas. 
Luis Clemente: ¿Las que abrieron vuestro primer disco? 
Gualberto: Bueno, más o menos estaban basadas en las de 'Puente mágico'. 
Luis Clemente: Cómo pasa el tiempo: también estuve en vuestra presentación en el Pabellón de Chile, por 1980. 
Gualberto: Ah, ese concierto fue inolvidable. Escuchaba algunos oles de Antonio Mairena. 
Ricardo Miño: En ese concierto participaron Antonio, Curro y Manolo Mairena, Antonio el Arenero también cantó y bailó mi mujer, Pepa Montes. 
Gualberto: En aquel concierto nos fichó Paco Ortega para hacer el disco. Ahí estaba la síntesis, el embrión de todo lo que hemos hecho después, más elaborado pero ahí estaba muy denso.
Ricardo Miño: Eso lo organizó el pintor Juan Valdés, que daba clases en la Escuela de Artes y Oficios y preparó una semana cultural. 
Luis Clemente: -Ricardo, tú tocaste el sitar en un disco de hace doce años que lo rematabas con las bulerías 'Fiesta para John Lennon'. 
Ricardo Miño: Sí yo lo he tocado en dos discos míos, delante de Gualberto por respeto no lo toco; lo mío es la guitarra y todavía me queda por aprender… 
Gualberto: Ricardo tiene anécdotas muy curiosas porque era alumno al mismo tiempo de Manolo el de Huelva y el Niño Ricardo, y hacía de correo electrónico. 
Ricardo Miño: Yo los echaba a pelear a los dos, se picaban. 
Gualberto: ¿Con cuál te quedabas? 
Ricardo Miño: Los dos tenían su personalidad, lo que pasa que el Niño Ricardo era un genio y ahí ha quedado su obra. 
Gualberto: Tú has cogido más influencias del Niño Ricardo que de nadie. A mí es el guitarrista que más me gusta. 
Luis Clemente: -Sabicas le dijo a Paco de Lucía, la primera vez que le oyó en un hotel de Nueva York, que fuera dejando al Niño Ricardo y siguiera su propio camino. 
Ricardo Miño: Sí, pero sin levadura nadie puede hacer pan. 
Gualberto: El estilo de Ricardo se ha formado, además de los dos grandes maestros suyos, el estar con su mujer Pepa, porque tocando para el baile tienes que amarrar mucho y es muy difícil, casi imposible, que esté fuera de compás. No ya que se cruce: en las bulerías guarda el ciclo de tiempos, y eso lo hace muy pocos guitarristas. 
Ricardo Miño: Es que eso es un idioma, es como si empiezas hablando en inglés y la tercera palabra la dices en hebreo. 
Gualberto: Sí, pero hay jóvenes guitarristas, y muy buenos, que ni saben que hay que guardar ese ciclo. Es una elección. El arte está en tener inspiración y compás. Y Ricardo a lo largo de los años ha depurado una forma de tocar que tiene muy en cuenta la estructura. Un guitarrista tiene que tener chispa, desplante… y que determine su sitio también. 
Luis Clemente: -Ricardo, no me quedaré sin decir que cumples 38 años como guitarrista profesional. 
Ricardo Miño: Ya ha llovido. Pero a ver si me rejuveneces un poquito… 
Luis Clemente: -Es la realidad, tú le tocaste a La Niña de los Peines, Pepe Pinto y Pepe Marchena. 
Ricardo Miño: Sí, en las turnés de provincias, llegué a tocar en el Teatro Circo Price de Madrid con 'Así canta Andalucía', encabezada por Pepe Marchena con La Niña de la Puebla… y Emilio el Moro, que tocaba la guitarra por la espalda y formaba una retahíla…
Gualberto: Como Jimi Hendrix con fez, je, je. 
Luis Clemente: -Gualberto, y tú hace 30 años que grabaste el primer sitar. 
Gualberto: ¿Sí? 
Luis Clemente: -Sí, en los primeros singles de Smash. 
Gualberto: Ah, es verdad. 
Bizantino 
En el flamenco Oriente propone y Occidente dispone. Gualberto García y Ricardo Miño lo saben, lo mejor es que ambos saben de partituras y no les hacen falta. Es una ida y vuelta a lo bizantino, la música flamenca que pasa de códigos orientales a occidentales y vuelve aquí renacida y propia. Tuvo que esperar la estética de descomposición de sonido de Oriente a que Occidente le descubriera la armonía para así poder construir lo bizantino: sobre bases occidentales, la cúpula oriental, espiritual. El sitar posee el cromatismo suficiente para imitar la voz pero la guitarra no al ser instrumento occidental, con tantas divisiones de semitonos. En todo ese arabesco, el norte de la India viene a ser como el oriente andaluz. 
"La India del norte tiene influencias musulmanas, por eso tiene más adornos, es la música indú arabesca, industaní; lo otro es más antiguo, la música carnática del sur", comenta un Gualberto que anda muy enrollado con la vina, un instrumento que "es la madre del sitar, más grande, con los trastes muy altos y hace muchos adornos como los melismas del cante jondo. Hace un mes hemos estado en Luxemburgo y allí me compré un disco en el que viene un raga para la vina que, según dicen los estudiosos, es de ahí de donde viene el flamenco, se llama bairabi y tiene las escalas flamencas, tiene una parte que es igual que una seguiriya". El bairabi es de 2500 años antes de Cristo, apuntilla Gualberto mientras Ricardo ladea la cabeza. ¿Y si Cagancho el Viejo levantara la cabeza, 13 días traspasados del 2000? Volvería a descansar tranquilo, sabiendo que su Triana aún respira. 
Luis Clemente.
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