sábado, 29 de agosto de 2015

Flamenco Fernando Soto Cádiz



Biografía:

Antonio Álvarez “Pitingo”, a Fernando Soto el arte flamenco le viene de cuna. Ya desde muy joven comienza a dar sus primeros pasos artísticos en su Jerez natal y muy pronto se afianza en los mejores tablaos de la capital, consiguiendo con su arte los máximos elogios de artistas, aficionados y crítica especializada. Un artista de verdad, de los que nacen muy pocos al cabo del tiempo, cuyo hábitat natural es el directo y del que su primer disco para Universal es buena muestra de ello. Un trabajo que transpira verdad desde la primera escucha y que está hecho con mucho gusto. Con gusto a la hora de cantarlo. Con gusto a la hora de interpretarlo. Y con gusto también aunque no lo veamos, a la hora de bailarlo. En su repertorio encontramos ecos de Bambino, Lola Flores y Manolo Caracol. Pero siempre desde su visión personal: compás, afinación y sabor, mucho sabor. Y claro, también sentimiento. Fernando Soto es puro sentimiento: canta como lo siente. Y lo que es más importante, canta lo que siente. El traje a la medida de Fernando lo han realizado su primo Antonio Álvarez Vélez, Antonio Pitingo, y el guitarrista Juan Carmona, que han sabido escoger la mejor vestimenta para su puesta de largo en Universal. Entre este repertorio seleccionado destacan los nombres de Manuel Alejandro y de Raphael, del que Fernando rescata y hace suyo el Qué sabe nadie. No podía faltar en este disco de debut un homenaje a su tierra jerezana de la mano de una de las más grandes cantaoras que dio esa tierra, Francisca Méndez, La Paquera. Y si de homenajes hablamos Fernando se acuerda de otra jerezana aún más grande si cabe, Lola Flores, a la que recuerda en un sentido cuplé por bulerías. También se acuerda de Lola en La Bomba Gitana, rumba catalana de la buena en la que Fernando tiene a bien rememorar los típicos trabalenguas de la polifacética artista jerezana. Este recuerdo a la gran Lola termina, cómo no, con Limosna de amores, la copla de Antonio Quintero, Rafael de León y Manuel Quiroga, que Fernando borda a dúo con su primo Pitingo. La parte emotiva del disco la encontramos en la seguidilla jerezana que nos deja con el patriarca del toque gitano Juan Habichuela, pieza que podemos considerar una de las obras maestras de esta grabación. Y en la que además de cantar a guitarra lo hace también a piano, como los grandes del género, sin trampa ni cartón. Cierra el disco 13 minutos de fiesta por bulerías con toda la familia al completo y en la que sobresalen Fernando y Antonio, mano a mano, cada uno en su estilo: flamenco, copla, cuplés por bulerías, soulerías, … o lo que les echen. Toda una declaración de intenciones de lo bueno que está llegando y de lo mejor que está por venir. Como cantan todos juntos en el coro por bulerías: “Óle mi Fernando”… y enhorabuena. 
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