lunes, 19 de diciembre de 2016

Todo lo que siempre quiso saber sobre flamenco, pero nunca se atrevió a preguntar


Todo lo que siempre quiso saber sobre flamenco :

Todo lo que siempre quiso saber sobre flamenco, pero nunca se atrevió a preguntar 
'Cante por cante' es el primer disco libro didáctico de flamenco que ayuda a reconocer estilos
 Silvia Calado Olivo 
"El arte flamenco gusta y asusta". Gusta por motivos que sobra señalar. Asusta por culpa de "tantos años de palabras mayores, de sabios dispuestos a amargarle la noche al vecino que acaba de emocionarse por primera vez con un quejío". Esta constatación es la que ha llevado al equipo formado por el periodista José Manuel Gamboa, el productor del sello Flamenco en el Foro, Julián Sanz, y el director de New Atlantis Music, Álvaro Perales, a crear -a estas alturas- el primer disco libro didáctico de flamenco, 'Cante por cante', una obra cuya traducción a inglés está ya marchando. 
La idea surgió, como contó Álvaro Perales en la presentación de 'Cante por cante' en la sede madrileña de la Sociedad General de Autores el pasado 10 de junio de 2002, de la natural reacción de cualquier profano: "¿Esto qué es, una soleá? No, es un tiento". Y tras un año de trabajo, el método para no tener que pasar más por este trago -pues no está bien visto en los círculos de aficionados ser un ignorante- se ha materializado. Julián Sanz lo explica con un recurso metafórico: "Este puso el huevo, este lo frió, este le echó sal... y ustedes son el dedo que se lo come". 
'Cante por cante' es una obra cuidada tanto en fondo como en forma. Las primeras páginas del libro, además de a envalentonar al personal, están orientadas a poner los cimientos. Para entrar en ambiente, se analiza el desarrollo y la estructura de los cantes, es decir, el patrón que permite que "un guitarrista y un cantaor que no se conocen puedan entenderse... y no es porque se improvisa, es porque hay unas bases formales de las que se parte": una introducción de guitarra, una salida, un cante de preparación, el cante valiente y el remate. Tras esta introducción, que también incluye un glosario esencial, Gamboa se mete a desentrañar los secretos de la escala andaluza, la rítmica y las letras del flamenco, utilizando en ocasiones terminología musical: "No hace falta saber música para entender el método, pero es información adicional para el que sí sabe". A ello se añade un clarificador cuadro de clasificación de los cantes en cuatro grupos, atendiendo a su naturaleza musical, como paso previo al estudio de los dieciséis estilos, empezando por el verdial, pues "la base del flamenco no deja de ser el fandango más primitivo". 
El diseño y la maquetación de Víctor Coyote buscan la claridad y la síntesis en fichas de estructura fija con las que se explica cada estilo. La ficha está encabezada con el estilo escrito sobre una banda del color correspondiente a su grupo: violeta para los fandangos, verde para los derivados de la soleá, naranja para el grupo de la seguiriya y azul para el de los tangos. Cada estilo se presenta en un breve texto en el que se aportan datos sobre génesis y características básicas: "La granaína no es otra cosa que un fandango de Granada, eso sí, despojado ya de todo ritmo". Después se comentan tres aspectos del palo: la escala, el compás y la estrofa, triada que, al final de cada ficha, se vuelve a esquematizar con iconos y colores. Finalmente, señalado con el icono de un ojo se dan las claves, quizás el apartado más útil de cada ficha. José Manuel Gamboa apunta que "aunque parezca una tontería, para distinguir entre un polo y una caña, si empieza cantando la letra es el polo y si empieza con el ay es la caña". Esos son los trucos con los que, "sin ánimo de vulgarizar, queremos facilitar el entendimiento". 
El método didáctico se complementa con un disco en el que están grabados los dieciséis estilos diseccionados en el libro. Julián Sanz ha sido el encargado de seleccionar al elenco cantaor y tocaor que forman Talegón de Córdoba, Mercedes Cubero, Miguel de Tena, Pedro Sanz, El Flecha y Chaquetón, acompañados al toque por Pepe Núñez, Eduardo Rebollar y Salva de María. A ellos agradece que "hayan renunciado a su personalidad artística para facilitar la comprensión de los cantes", y que, como apostilla Gamboa, "se hayan limitado a los cantes más básicos renunciando a su libre expresión". Por cierto que, para desquitarse y acompañados al toque por Pepe Núñez, Pedro Sanz y Miguel de Tena se lucieron, respectivamente, por garrotín y granaína en la presentación del discolibro. 
Eso de "y le devolvemos su dinero si no consigue distinguir entre martinete y debla", no está garantizado en 'Cante por cante' pero, por lo visto, funciona. Cuenta Gamboa que estando en plena grabación de 'Un ramito de locura', el último disco de Carmen Linares, utilizó como conejillo de indias al ayudante del técnico de sonido, neófito en la materia: "Le pasé los folios de la seguiriya y al día siguiente tenía hechas todas las claquetas".



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