sábado, 17 de septiembre de 2016

Entrevista a Jerry González


Entrevista a Jerry González :

JERRY GONZÁLEZ: FLAMENCOS DEL BRONX
 Ezequiel Paz 
Llegó por una semana y se quedó seis meses. Fue este mismo verano, después de que este trompetista y percusionista se hiciera dueño y señor de la gran pantalla en Calle 54 de Fernando Trueba. 
Nos conocimos en julio en el café Berlín de la calle Jacometrezzo y desde ese momento le hice prometer que me concedería esta entrevista. Claro que en esos días yo pensaba que tendría que viajar al viejo San Juan o al East Bronx para explorar la vida de este legendario jazzman "nuevayorquino". 
La cita se concretó en el apartamento que Erik, el regente del Café Berlín, tiene habilitado para Jerry durante sus estancias en España. Pasado el umbral de la entrada apenas si acertamos a vislumbrar las maletas rebosantes de ropa, los montículos de libros y discos y los utensilios diversos que aparecían esparcidos por la sala. Pronto nuestras sospechas quedaron confirmadas. Jerry vive como piensa: la fuente de divino caos que se percibe en su música también alimenta sus costumbres más íntimas. 
Por encima de las secuencias de una rumba afrocubana que Jerry elige para recibirnos, arranca la conversación. Su origen puertorriqueño se adivina en el habla, en los ademanes, en los tempos secos de su diálogo. Hombre curtido en la calle, luchador por los derechos de los hispanos, diletante que bien podríamos entroncar con la poesía oscura de los "beatnik" Jack Kerouac y William Burroughs, Jerry parece complacerse en sacar lustre a su fama de "enfant terrible" y no le escurre el bulto ni siquiera a sus experiencias con el LSD y la cocaína. 
Tú te quedaste en España por culpa de los flamencos Diego El Cigala, Niño Josele y Javier Limón, ¿no? 
Al "Cigala" lo conocí después de un concierto mío con Fort Apache Band que dimos aquí en Madrid. A ellos les encantó, vinieron al camerino y yo les dije que regresaba al día siguiente a Nueva York. Me imploraron que me quedase, me dijeron "tú tienes que hacer algo con nosotros". Javier Limón me "raptó" y me alojó en su casa. Al principio era puro "vacilón" tocábamos y gozábamos. Luego todo fue tomando forma y así fue como salió el disco de Jerry González y los Piratas Flamencos. Iba a quedarme una semana y me quedé seis meses... 
Y ese disco, ¿sale o no sale al público? 
No sé por qué Lola Records lo tiene parado, pero no ha de tardar en salir... 
Entonces, por ahora, ¿te quedas aquí? 
Bueno, tengo el compromiso con mi banda, la Fort Apache Band con los que tengo que cumplir algunas actuaciones, así que estaré yendo y viniendo. De cualquier forma tengo que decir que el apoyo que me han dado aquí no lo he recibido en los Estados Unidos. Hay muchas cosas aquí que no se pueden hacer en Nueva York. Allá para conseguir una colaboración hay que hacer muchas gestiones, mandar faxes, por ejemplo llamas a uno y te dice: "No, brother, ahora no puedo, estoy lavando mi carro". Así no se puede coño... Aquí todo es más espontáneo y estoy contento de que me "utilicen" para grabar y hacer jam sessions. 
Hablando de esos trabajos, cuéntanos de tus colaboraciones en los discos de Martirio, Esperanza Fernández, Diego Amador y Diego "El Cigala"... 
Claro, con Martirio estuve además todo un día grabando el videoclip de unos de los temas en que salgo. Oye, ella es genial, canta lo que sea, tango argentino, bulerías. Pero casi me quedo con los boleros de este disco. 
Mucho Corazón 
Sí, sí, por aquí debe estar… (coloca el cedé en el disc-man y escuchamos Torres de Arena) 
En el disco Corren Tiempos de Alegría del "Cigala" compartiste colaboración con un grande del piano cubano, Bebo Valdés... 
En realidad yo no coincidí con él durante la grabación. Sé que tocó una contradanza y un bolero al estilo antiguo cubano, él forma parte de la tradición de los grandes pianistas del siglo XIX. Los temas donde yo toqué sí te puedo decir que quedaron muy buenos, la gente viene y me dice: "¿oye Jerry, qué vaina es eso de bolero con flamenco con jazz?". Y yo les digo que son jodiendas... (risas jocosas) 
Sabemos que estabas en Nueva York cuando ocurrieron los atentados, ¿cómo lo viviste? 
Yo estaba en el mismo Manhatan cuando pasó todo. Tengo una amiguita ruso-japonesa que vive en Wall Street y que me da asilo de vez en cuando, así que ese día me levanté con las noticias, me vestí, me tiré pá la calle y ahí mismo ví cómo impactaba el segundo avión. Después, ¡SHIT! la primera torre se derrumba y yo veo que la nube de polvo viene hacia mí. Coño, ahí me vuelvo a meter en el apartamento hasta que los del FBI entran, me piden mi pasaporte y me obligan a irme de allí. Claro, estábamos a cuatro cuadras de todo el lío. 
Después de ver todo esto, "paniqueado" como estaba, llamé al "Cigala" porque teníamos concierto en el Lope de Vega el primero de octubre y le pregunté si todo seguía en pie. Me dijo que sí y sobre la marcha le pedí que me mandara el boleto, porque los Unites States se habían puesto bien "cabrón"... 
Cambiando de tercio, en Calle 54 se nos presenta el garaje de tu casa del Bronx como un laboratorio musical del jazz y de la música afrocaribeña de los últimos sesenta… 
Sí, yo me mudé allí cuando cumplí los dieciocho, antes vivíamos en un caserío. La casa tenía dos pisos: arriba vivían mis papás y abajo estábamos mi hermano Andy y yo. Aquello era genial porque podíamos hacer toda la bulla del mundo sin que nos llamaran la atención. Por allá pasaron muchos. Dizzy Gillespie casi era mi tío y venía día por medio. Pero también estaban Kenny Dorham, , Rashied Alí, (el último batería de Jonh Coltrane),Jackie Mc Lean, Larry Young y Kenny Kirkland. 
A Kirkland lo introdujiste en el jazz latino… 
Bueno, él tenía a su mamá que era puertorriqueña pero fue conmigo que le entró a la clave cubana y a la síncopa del latin jazz. Él maduró bien rápido así que lo metí en Fort Apache. Cuando Sting se lo llevó para su grupo entró para sustituirlo Larry Willis. 
Imagino que Andy, tu hermano ha jugado un papel importante en tu carrera… 
Yo me siento muy orgulloso de que hayamos estado juntos todos estos años. Cuando él no puede aparecer en los trabajos o en las grabaciones ¡es una jodienda!. Puedo llamar al mismísimo Ron Carter que seguro se caga en los pantalones…porque cuando entra la timba pierden el rumbo. En Nueva York he llamado a los mejores, pero con la rumba, se jode todo: empiezan a sudar, me miran con cara de pánico y piden tiempo como en la NBA, pero "asere", ahí no vale eso… 
O sea, que la timba no ha llegado a la Berkeley University… 
Oye, yo no fui a la escuela para aprender eso. Lo que sé lo aprendí tocando en las azoteas del Bronx, en las descargas del barrio 
Jerry, tu también eres conguero. Explícanos como te formaste en la percusión 
Cuando yo empecé a tocar conga tenía todos los discos de Carl Tjader y allí tocaba Mongo Santamaría. Él fue mi modelo. Con 8 años escuché mi primer disco de "latin". Era un disco de vinilo en cuya portada salía una tipa bailando encima de una conga. Lo saqué y me "flipé". Era rojo y transparente, un LP del sello Fantasy . Lo puse en el tocadiscos y empezó a sonar "Cubano-chá" con Armando Peraza y eso chico…eso me jodió 
Además estaba la calle ¿no? 
Sí, en el barrio, you know, había rumba por doquier. En las esquinas, en las azoteas de los edificios, a veces primero jugábamos "soccer" y después tocábamos en el mismo techo del edificio. Pero cuando empecé fue con 12 o 13. Me había roto la pierna y un amigo me trajo una conga a casa. Durante dos años me sangró la mano y me jodí los dedos. Ya por esos tiempos seguía a Patato Valdés, Tito Puente, Mongo Santamaría. Ellos estaban todos en Southern Boulevard en el Bronx. Fue ahí donde se generó todo el movimiento de los que después llamarían salsa. El paso inicial fue la formación del sello Alegre Records, antecedente de la Fania. El primero de todos fue Al Santiago, luego se le unió Jerry Masuchi. Empezaron con buenas intenciones y grandes ideas, pero pronto los de Fania se convirtieron en unos ladrones. Robaban a todos los músicos y se lucraban ellos… 
Tu tienes fama de artista maldito, ¿qué tienes que decir a eso? 
Si quieres que te diga que he probado la droga pues claro, no tengo empacho en decirlo. Yo viví Woodstock, las nubes de marihuana, la cultura del LSD, la llegada a Nueva York de la cocaína… ¿Sabes con quien estuve toda una noche fumando marihuana? 
No, ¿con quién? 
Pues con Dizzy y con Louis Armstrong en la casa de Louis. Diez horas escuchando discos de jazz y "jalando" "maría". Si eso es ser maldito, pues que se jodan…lo soy 
Pero la charla no acabó aquí. Le propusimos a Jerry bajarnos a comer alguna cosa y Jerry, nervioso, tomó conciencia de que no había comido nada en todo el día. Una vez en el restaurante Jerry increpa al camarero, un argentino de buena planta: "oye man, ¿qué es esto de bacalao al estilo de las monjas clarisas de Lerma?". "Bacalao en su salsa" responde solícito el chico. "Pues tráeme uno de esos que después en casa de Javier (Limón) voy a cenar otra vez".
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