miércoles, 16 de marzo de 2016

Flamenco Jose Luis Monton Guitarrista


Flamenco José Luis Montón Guitarrista:

A la chita callando, un lugar ajeno al flamenco sigue dando flamencos. La espuma del oleaje de allende es análoga a la de las aguas gaditanas, malagueñas, granadinas, almerienses... Pero Despeñaperros queda lejos, las cunas que parieron las tonás, las seguiriyas y las soleares no pueden ser vistas por la lente de un catalejo. Sin embargo, aunque la cigüeña hace su nido en un campanario, luego emigra a otro. Eso es lo que ha ocurrido entre Andalucía y Cataluña. "Sin querer", una guitarra marcada por las corcheas de Zyryab ha sabido ver en las Ramblas los ecos ricarderos, la estampa de Ramón, el aire de Algeciras, los tiempos de Sanlúcar... En fin, la Sagrada Familia que no hizo Gaudí, sino el toque flamenco. 
Montón es barcelonés, pero en este disco -Auvidis, 2000- comienza tocando en Fuentevaqueros. "El primer tema lo titulo "Homenaje" porque quiero recordar a Lorca. Por eso empiezo tocando por granaínas. Luego cambio a tangos y hago "La Tarara" para rematarla por bulerías". Su memorando no busca la leyenda del tiempo. José Luis expresa con sus dedos todo lo que siente cuando escucha aquel disco lorqueño de la Argentinita que han versionado maestros como Pastora Pavón, Pepe Marchena o, más recientemente, Carmen Linares. Pero busca más cosas: "La guitarra es un instrumento armónico y nosotros podemos jugar en ese terreno resbaladizo en el que se produce la cuestión de si es flamenco o no. No quiero buscar nada, sino dejarme llevar y tocar lo que siento. En ese sentido, todos los temas tienen un punto jazzístico porque yo he tocado tres años con dos guitarristas de jazz y eso se me nota". 
Montón se permite incluso la licencia de grabar un rap en un disco que se vende como flamenco, porque "soy un admirador de Tomasito y en las fiestas él suele hacerse siempre un rap. A mí me gustaba mucho y al final lo convencí para que participara en este trabajo".
Aunque en la carátula se advierte demasiada bulería, a la hora de la verdad, los matices van mucho más allá que los propios compases y se pueden apreciar muchas influencias:
"Camarón y Paco han influido sobre todo bicho viviente. Nadie es tan superhombre como para escapar de los genios. Pero yo nunca escucho analizando, sólo quiero disfrutar. Por eso no me dedico a coger frases y cambiarlas un poco, aunque luego, forzosamente, se me note a quién escucho". Y entre tanto, vuelve a escribir con su bajañí los mismos versos que otrora imprimiera el poeta de Granada en el papel sibilino. El Zorongo Gitano se viste de chufla bulearera y José Luis Montón, que aclara que "he grabado todo el disco con la lengua fuera, sin concesiones", abre el abanico de la polirritmia con nuevos compases salidos de las entrañas aceleradas de la soleá. "Le he echado todo el valor que he podido y creo que he dejado un documento caracterizado por el atrevimiento". Y por hacer flamenco subliminal: el disco se termina con una bulería -compás que viste las principales letras del de Fuentevaqueros- sobre la que Miguel de la Tolea abarca un fandango de Frasquito Yerbagüena -el jilguero de Granada-. Así suena Lorca entre seis tripas que vibran en Montjuic.
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